El Covid-19 se ha convertido en una etapa histórica que nos trajo muchísimas cosas, como aprendizaje, pues nos modernizó en algunos aspectos de un día para otro, la adaptación de la vida social desde casa, o la vida laboral sin necesidad de moverte por toda la ciudad fueron cosas que trajo la pandemia y que llegaron para quedarse.
Otra cosa que llegó para quedarse y que hasta se volvió un vicio, fueron las compras en línea, aunque ya existía desde hace varios años, la pandemia las impulsó y nos ayudó a confiar más en las paqueterías, en los envíos internacionales y en los productos que solo veíamos por redes sociales, y es que justo fueron estas mismas las que incitaron a la sociedad a comprar en línea cualquier producto que saliera.
Según las estadísticas los comercios por internet crecieron un 27% a raíz de la pandemia, aunque para muchos otros, no fue nada favorable pues la economía fue uno de los sectores más vulnerables y golpeados por la cuarentena. Además de que las personas con el confinamiento no tenían otra opción que comprar en línea, sin embargo, algunas solo compraban en línea lo necesario, mientras que muchas otras se convirtieron en fans Amazon, Mercado Libre, Segunda Mano e incluso todo lo que fuera pickup.
Además de que el Covid-19 nos facilitó las compras nacionales, nos acercó a las compras que pasaron fronteras, en tiendas al otro lado del mundo, aprendimos a esperar y hasta a pagar envíos extra, incluso uno de nuestros momentos favoritos era escuchar el timbre y ver una camioneta de paquetería afuera de la puerta.
Comprar en línea se volvió una actividad recurrente, tanto de entretenimiento como de destreza, pues también estudios hechos en 2021 revelaron que las compras en línea en pandemia fueron hechas por personas con algún tipo de depresión, ansiedad, o alguna cuestión emocional. No es malo comprar en línea, pero como todo, en exceso no es recomendable.