¿Cuándo hay que irse?
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¿Cuándo hay que irse?

Por Deborah Buiza

¿Has escuchado la canción de “Lo noto” de los Hombres G? dice algo como: “lo noto, sé que nos pasa algo, aunque selles tus labios el mal rollito entre los dos lo noto… — sé que no estoy loco y lo noto… aunque tú me lo niegues no queda más que nieve … noto que mi corazón, no sé, no va … ya se va acabando el aire entre nosotros y lo noto …” y así en ocasiones nos encontramos en lugares, relaciones o situaciones en las que el ambiente se ha enrarecido, algo ha pasado, se nota pero a veces uno mira para otro lado, a veces es que no es muy claro lo que está sucediendo y sólo es una sensación de que algo está pasando, pero es que quizá ya es momento de irse.

¿Cuántas veces nos hemos quedado más de lo esperado? No nos vamos hasta que es insoportable la permanencia e insostenible la convivencia; “invertimos” bastante tiempo y energía buscando “buenas” razones para quedarnos, estiramos lo más que podemos los recuerdos gratos, nuestro buscador de esperanza se activa e intenta localizar pequeñas acciones, detalles o momentos que puedan dar “vida” y proporcionar un poco más de esa experiencia, porque de algún lado aprendimos que “aquí nadie renuncia” y que “hay que hacer todo y dar todo para que no quede en uno”, aunque eso no dé para más desde hace tiempo.

Y es que uno sabe cuando la relación terminó, cuando por más que hagamos no va a funcionar, sólo que despedirse e irse, es otra cosa.

Terminar una relación

Terminar una relación no es sencillo y nada nos vacuna contra los sentimientos que aparezcan tras la ruptura, la verdad es que probablemente en algún momento lo pasaremos mal, sin embargo el costo es menor a continuar en una relación que no funciona, ni funcionará.

Hay mil razones por las que cuesta irse, queremos una explicación o razón de peso que nos permita salir de ahí lo menos raspados posibles, pero ¿y si no existiera esa razón y sólo es que ya no se está a gusto, que hemos cambiado, que nuestras necesidades son otras y que lo que antes nos venía bien ahora ya no?

¿Por qué no irnos a tiempo y no hasta que se rompa la liga, hasta tener el corazón roto y las manos vacías de tanto dar y de intentar.

No hay salida fácil, rápida ni indolora; y seguramente aparecerán miles de dudas y de miedos frente a lo desconocido, pero si es momento de moverse hay que hacerlo y confiar que sobre la marcha pueda uno ir resolviendo lo que se vaya presentando.

La apuesta es fuerte pero lo que hay por delante puede valer toda la pena. Al final, también dejar ir y soltar relaciones que ya no son nutritivas y positivas para nosotros también nos permite crecer.

Si bien se dice que se actúa en el momento perfecto, si ya lo notaste, tal vez sea hora de no seguir esperando más, de pasar a lo que sigue y comenzar a andar hacia otro lugar.