El caníbal de Atizapán: El rostro de un asesino
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El caníbal de Atizapán: El rostro de un asesino

Redacción ANCOP

Bajo el nombre de Andrés “N”, el sujeto tenía una típica forma de perpetrar sus crímenes, donde enganchaba a las víctimas bajo una máscara de bondad e inocencia, para luego asesinar y comerse los órganos de las personas que llegó a capturar, contando un total de al menos 30 homicidios.

Andrés “N”, fue descubierto por Ángel, un policía retirado que llevaba días en la búsqueda desesperada de su esposa Rubicela. Al cabo de una investigación por su propia cuenta, el ex-oficial irrumpió a la fuerza en la casa de Andrés, donde su esposa se hallaba con el asesino, sin embargo, se encontraba ya sin vida.

Según cuenta Ángel, encontró las piernas de su mujer tiradas en el piso, siendo ésta la forma de reconocerla por el ex agente. Además de que las imágenes que vio al entrar a la casa de Andrés, nunca las podrá olvidar, ya que, se encontró directamente con un mórbido rompecabezas de huesos y sangre, según su experiencia.

No obstante, existen audios grabados por el mismo Ángel, donde se escucha claramente cómo identifica a su esposa al entrar al domicilio diciendo: “Aquí está su bolso, jefe, ese es su bolso y ahí están sus piernas”.

Andrés fue arrestado y sentenciado a la pena máxima por sus crímenes que llevaba perpetrando desde 1990, teniendo 20 asesinatos en los que se encuentran 17 mujeres, 2 niños y un hombre, fueron quienes perderían la vida de la manera más cruel y enfermiza por parte del victimario, que grababa todo, desde el desmembramiento, hasta él mismo psicópata comiendo los órganos de sus víctimas, gracias a ello, pudieron hacer válida la sentencia una vez que se recopiló todo el terrorífico material.

Por su cuenta, los vecinos de Andrés aseguran que era un buen sujeto que ayudaba a la comunidad en diversas tareas, desde tapar baches en la calle, hasta poner la iluminación en los postes de luz. A sus 72 años, Andrés, quien era visto como un buen ciudadano, solía regalar carne a sus vecinos más allegados y con quien mejor comunicación tenía, diciéndoles que dicha carne era de jabalí.

Durante su captura y en una serie de entrevistas aseguró estar arrepentido de sus actos, pero tampoco del todo, ya que, él mismo asegura que de nada sirve arrepentirse de lo sucedido, pues ya está hecho.