Fernando Castro Borges
A mediados de la década de 1840, la élite del estado de Yucatán planeaba un movimiento separatista; ya lo habían intentado en esa década un par de ocasiones.
El Gobierno mexicano ya había perdido Texas (1836) y no estaba en condiciones de soportar más revueltas. Sumándose a esto, se gestaba un movimiento de sublevación del pueblo maya, que buscó la desaparición de los blancos y los mestizos de Yucatán, quienes los explotaban y cometían todo tipo de abusos en su contra.
Proclamarían su independencia y nombrarían a Cecilio Chi como su gobernador legítimo. Esta guerra en la península de Yucatán duraría más de 50 años, hasta terminar en 1901 con la ocupación de la capital maya de Chan Santa Cruz, por parte de las tropas del Ejército Federal Mexicano.
Es por ello que el arribo del Pontón Chetumal es de suma importancia. La Guerra de Castas había provocado que en la parte oriental de la Península de Yucatán no fuera reconocido el poder del Gobierno federal.
El objetivo original era imponerse a la fuerza, con una ofensiva militar; se proponía construir un fuerte en la Bahía de Chetumal, que fungiera como una estación militar a fin de hacer efectivo el tratado de límites firmado entre México y Belice, conocido como Tratado Mariscal-Saint John, firmado en 1893.
En ese momento, el Teniente de Corbeta del Cuerpo General de la Armada de México, Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres, hizo una contrapropuesta: construir una embarcación de calado reducido, que sirviera de puesto de control militar y aduana. Con esta acción impediría el contrabando de maderas preciosas y la venta, por parte de los colonos ingleses del país fronterizo a los indios mayas, que continuaban en la Guerra de Castas.
Al ser designado responsable de esta importante misión, el Almirante tamaulipeco Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres realizó un detallado proyecto para la construcción de la embarcación que permanecería en la desembocadura del Río Hondo, justo en la frontera entre Belice y nuestro país.
Othón P. Blanco elaboró personalmente el croquis y las especificaciones que se requerían para la construcción del pontón. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público giró instrucciones al Cónsul de México en Nueva Orleáns, Manuel Gutiérrez Zamora, para negociar con la Casa Zuvich el contrato de la construcción de la obra en el astillero de Walnut Street.
La creación del Pontón en lugar de la construcción de un fuerte no sólo sería menos costosa, sino proporcionaría mayor movilidad y menor riesgo para la tripulación, en posibles ataques del ejército maya rebelde.
La embarcación se bautizó con el nombre de “Chetumal” y llegó a Río Hondo a inicios de 1898. En ese momento, el recién nombrado Segundo Teniente Othón P. Blanco asumía la tarea designada como Administrador de la Aduana Marítima y Comandante del pontón.
El “Pontón Chetumal” comenzó a funcionar como aduana y a vigilar la navegación de todos los barcos que circulaban por el Río Hondo, única vía de comunicación en la zona.
Esta embarcación mexicana, medía 243 pies (74.06 metros) de eslora y 36.5 pies (11.12 metros), de manga, con 22 tripulantes; no sólo fue reconocida como una aduana flotante que sirvió para ordenar el intercambio de mercancías, sino como elemento de pacificación en la región.
En 1938, la ciudad de Payo Obispo, entonces capital del Territorio Federal de Quintana Roo, fue rebautizada como Chetumal en recuerdo al Pontón y al Señorío maya que había dominado ese territorio.