Fecha de caducidad
Columnistas

Fecha de caducidad

Antonio Gamboa Chabbán 

¿Por qué los partidos políticos tienen en sus filas a los políticos de siempre? ¿Acaso el ejercicio de la política en México está marcado por la soberbia y el hambre de poder? 

Durante los últimos años, ha quedado demostrado que ciudadanas y ciudadanos que han cambiado de partido político, sin importar sus convicciones, ayer de izquierda, hoy de derecha, ya llegaron a su fecha de caducidad, quizá de lo que se trata es afiliarse al partido político que les garantice borrar su fecha de caducidad ante la ciudadanía. 

Discursos van y vienen atacando las mismas ideas, cero corrupción, no habrá impunidad, vamos a fortalecer el Estado de Derecho, hoy más que nunca hay libertad de expresión, la pobreza en el país es inaceptable, en fin, somos los mismos pero con diferente cachucha, algunas veces verde, azul, otras veces roja, quizá guinda, amarilla o en su caso naranja, lo cierto es que los colores se han intercambiado como si la convicción de ser y de pertenecer dependiera de la plataforma que les dé una oportunidad, más que de abanderar realmente los ideales que cada partido político tienen descritos en sus documentos básicos. 

Lo verdaderamente importante para muchos, es realizar planteamientos que los mantenga en el poder, el partido es lo de menos. 

El hartazgo de la ciudadanía hacia partidos políticos y candidatos está llegando a su límite, esto se traduce en distancia entre la ciudadanía y los políticos a quienes ya no se les cree. 

Cuando el discurso de una persona dedicada a la política es atacado en forma y fondo, podemos afirmar que tenemos una fuerte erosión de valores y principios que deben respaldar a quienes se creen merecedores de valores democráticos. 

Así como una fecha de caducidad, en los últimos tiempos se ha hecho evidente que quienes se dedican al oficio de la política, de manera adicional, tienen sellos que alertan a la ciudadanía respecto a aspectos que como población no queremos en las filas de quienes nos representan, por ejemplo, aquellos políticos que con soberbia demuestran según ellos quien manda y otros que renuncian a expresar libremente su voluntad y convicción dejando de cumplir con sus responsabilidades parlamentarias que por cierto derivan de la Constitución Política. 

Hay otros sellos que tienen que ver con la hipocresía, herramienta muy socorrida por quienes se identifican con los Dioses de la democracia y la transformación. 

Los sellos de la política nos ayudan a identificar como ciudadanía, la toxicidad de personajes que no queremos como representantes porque no aportan calidad al trabajo legislativo o gubernamental, porque no cuentan con credibilidad, porque han desprestigiado una y otra vez el honor que debe significar representar los intereses de toda la población, abanderándose como héroes, como intachables, se piensan intocables y eternos, algo que por supuesto, es muy distante de la realidad. 

En los partidos políticos también queremos paridad, queremos ver mujeres talentosas de la política mexicana, como presidentas o representantes de partidos políticos o al frente de sus grupos parlamentarios. 

La fecha de caducidad de muchas personas que se dedican a gobernar o a legislar, ya llegó a su término, deben entender que sus discursos son vacíos, ya no les creemos, queremos acciones concretas y resultados que sean innegables, no queremos políticos con muchos sellos de toxicidad, lo que queremos son personas sensibles al dolor humano, que no se emborrachen de poder, porque hemos llegado a un punto en el que sus palabras son vacías, son mentiras sin sentido y en México, nos merecemos personas profesionales de la política realmente de calidad. 

Mtro. Antonio Horacio Gamboa Chabbán 

Presidente del Colegio de Abogados de América Latina COTAL, A.C.