México avanza hacia un futuro energético más sostenible, pero aún enfrenta desafíos técnicos, políticos y sociales
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México avanza hacia un futuro energético más sostenible, pero aún enfrenta desafíos técnicos, políticos y sociales

Redactor: Daniel Lee

Nuestro país cuenta con vastos recursos naturales y una geografía diversa, y hoy está marcando el rumbo hacia un horizonte energético más limpio y sostenible.  

 

El país, con su enorme potencial en energías renovables como la solar, eólica, hidráulica, geotérmica y biomasa, se ha posicionado como líder en la transición hacia fuentes de energía más amigables con el medio ambiente. 

 

En línea con sus objetivos de desarrollo sostenible, el Programa Especial de Energías Limpias delineó una ambiciosa meta: alcanzar al menos el 35% de participación de energías limpias en la generación eléctrica para el año 2024.  

 

También ha adoptado una serie de iniciativas progresivas, incluyendo la reforma energética, la Ley de Transición Energética y el Programa Nacional de Aprovechamiento Sustentable de la Energía, para acelerar esta transición. 

 

Las ventajas de las energías renovables son claras y convincentes. Además de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, fomentar la generación de empleos locales, disminuir los costos operativos a largo plazo y contribuir a la descentralización de la producción de energía. La posibilidad de llevar electricidad a zonas remotas y mejorar la salud pública son elementos invaluables en esta ecuación. 

 

Los ejemplos tangibles de esta apuesta hacia la sostenibilidad son notables. En el estado de Oaxaca, el Parque Eólico La Venta II se alza con 98 aerogeneradores, desplegando una capacidad instalada de 83.3 megavatios (MW). En Baja California Sur, la Planta Solar Fotovoltaica Aura Solar I ocupa 100 hectáreas, revelando 30 MW de energía limpia. Por su parte, la Planta Geotérmica Los Azufres III en Michoacán utiliza el calor del subsuelo para generar 50 MW de electricidad. 

 

Si bien el país avanza con determinación hacia un futuro energético más sostenible, los desafíos técnicos, políticos y sociales son innegables. La colaboración y el compromiso de todas las partes interesadas son cruciales para superar estos obstáculos y avanzar hacia un sistema energético más resiliente y equitativo.