En México es muy común el uso de plantas medicinales desde la época prehispánica y sigue vigente, por ello esta vez te contaremos acerca de una planta que tal vez ya habías escuchado o no, y esta es el “Cuachalalate”.
El cuachalalate (Amphipterygium adstringens) es un árbol habitual de México que crece en la selva baja caducifolia donde es dominante, y generalmente se asocia con diversas especies de Bursera y Pseudosmodingium perniciosum. Por sus características y calidad de la madera no puede ser utilizada para productos maderables.
Las características físicas son: la altura del árbol oscila entre los 6 y los 9 metros tiene el tronco torcido, presenta ramificación y copa aplanada. La corteza del fuste es ornamentada mientras la base es lisa. Pierde sus hojas durante seis meses, de noviembre a mayo y florea de mayo a junio.
¿Para qué sirve?
Su corteza y raíz tiene gran importancia etnobotánica y en el terreno de la medicina tradicional se han encontrado beneficios al beber su agua de té en los siguientes padecimientos: es antiséptico, cicatrizante, antibiótico, antidiabético, astringente, endurecedor de encías, reduce inflamación de ovarios, sirve de lavado de heridas, alivia la fiebre intermitente, ayuda a combatir los malestares de la malaria, del cáncer estomacal e intestinal, reduce el colesterol, contribuye a la dilución de cálculos renales, auxilia en el tratamiento de la tosferina, es un aliado para disolver tumores, cerrar hernias y curar afecciones del riñón, además funciona para atenuar golpes externos e internos.
El cuachalalate tiene una gran distribución dentro del territorio mexicano, que se restringe en la vertiente del Pacífico, en los estados de Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Morelos, Guerrero, Oaxaca y Chiapas.