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Durante 2022, Rusia se convirtió en el país más sancionado por las potencias occidentales, aunque los resultados no fueron los esperados por los Estados que impusieron las sanciones.
La mayoría de las medidas establecen prohibiciones comerciales aplicadas a las exportaciones rusas (excepto en alimentos y fármacos); restricciones para hacer uso del espacio aéreo internacional; sanciones por realizar transacciones con la banca rusa; la imposibilidad para hacer uso del sistema internacional de pagos SWIFT, y hasta la suspensión de la transmisión de emisoras rusas en Europa y EEUU, entre otros.
Las restricciones más importantes se aplican en el sector energético, en el que Rusia es uno de los principales productores de gas y petróleo. Las potencias occidentales aplicaron un embargo a las compras de estos energéticos, lo que derivó en una crisis energética en Europa, principal comprador, y un incremento en las tarifas de servicios domésticos, sobre todo para la población europea.
Previo al inicio de la operación militar especial en Ucrania, Rusia contaba con 2.695 sanciones económicas dirigidas contra individuos, entidades y diferentes industrias, de acuerdo con el cálculo del proyecto Castellum.AI. La mayoría de estas sanciones
fueron impuestas debido a la adhesión de Crimea en 2014 tras el referendo como un intento para mermar la economía rusa.
No obstante, tras el inicio del conflicto en Ucrania, países como Canadá, el Reino Unido, Francia y principalmente Estados Unidos, aumentaron las sanciones hasta acumular un total de 10.377 hasta el corte del 15 de diciembre, de las cuales 8.613 fueron contra individuos; 1.658 contra entidades rusas; 92 contra puertos, y 14 correspondientes a la actividad aérea.
Con ello, Rusia se convierte en el país con más sanciones de Occidente con 13.072 superando a Estados como Irán, que suma 4.069; Siria, con 2.644; Corea del Norte con 2.143; Bielorrusia con 1.172; Venezuela con 651, y Birmania con 787.
Del total de medidas restrictivas, EEUU encabeza la lista como el país que más castigos ha impuesto a la Federación de Rusia con 2.778, seguido de Canadá con 1.928; Suiza con 1.667; el Reino Unido con 1.660; la Unión Europea con 1.444; Francia con 1.382; Australia con 1.197, y Japón con 962.
El costo de las sanciones
Con la aplicación de sanciones, Occidente esperaba mermar la economía rusa como una estrategia para descapitalizar su potencial militar; sin embargo, ninguno de los pronósticos negativos ha tenido el efecto que se esperaba, un hecho que reconocen incluso los medios occidentales.
Así, de acuerdo con The Economist, a principios de 2022, se estimaba que las medidas restrictivas reducirían en un 10% el Producto Interno Bruto (PIB) de Rusia. Incluso, la Casa Blanca esperaba que la contracción fuera del 15%; no obstante, la estimación de la publicación especializada se redujo hasta 2,5% para el último trimestre del 2022.
En verano, medios como The Financial Times pronosticaba una caída del PIB ruso de entre el 3,5% y el 5,5%, pero apenas este 29 de diciembre el rotativo británico informó que Rusia presentó un superávit en su cuenta corriente de 220.000 millones de dólares, el doble que el año anterior.
Los resultados alcanzados por la economía rusa incluso superaron las estimaciones que hizo el propio Banco Central de Rusia y el Ministerio de Desarrollo Económico tras el inicio del conflicto. El Banco Central de Rusia esperaba una contracción del PIB de entre el 8% y el 10%, mientras que el Ministerio de Desarrollo Económico
calculó una baja del 7,8%. Al cierre del año, la primera dependencia informó que la disminución fue de entre el 3% y el 3,5%, y la segunda afirmó que el PIB bajará sólo 2,9%.
Para 2023, el regulador ruso espera una contracción de entre el 1% y el 4%, mientras que el Ministerio de Desarrollo Económico estima que bajará hasta 0,8%. El ministerio espera que para 2024 y 2025 el PIB crezca en promedio 2,6%.
Europa paga los platos rotos
Aunque la inflación generalizada también impactó a Rusia, Europa, región que resintió más la falta de energéticos rusos, reportó una inflación en noviembre de más del 10%, aunque páginas como Statista calculan que el porcentaje superó el 11%.
Países como Hungría, Letonia, Estonia y Lituania, reportaron niveles de inflación en noviembre de entre 23% y 21%, mientras que países como República Checa, Polonia, Eslovaquia, Rumanía, Bulgaria, Croacia e Italia reportaron una inflación de entre 17% y 12%. Alemania, país con mayor dependencia a los energéticos rusos, cerró noviembre con una inflación de 11,3%, al igual que Países Bajos. Austria, Eslovenia, Bélgica, Portugal y Suecia reportaron porcentajes de inflación de entre 11,2% y el 10%. Solo países como Finlandia, Irlanda, Grecia, Chipre, Luxemburgo, Malta, Francia y España reportaron niveles por debajo del 10% con un mínimo del 6,7%.
Esta misma semana, la revista Foreign Affairs publicó un artículo en el que advierte que estaría acabando «la época dorada de las sanciones» como herramienta diplomática de Occidente (principalmente de EEUU) para coaccionar a otros Estados.
La revista especializada destaca que medidas como la transacción de divisas locales, la implementación de sistemas de pagos alternos al SWIFT y el uso de divisas electrónicas han mermado la eficacia que otrora tenían las sanciones económicas occidentales.
Precisamente, algunas de las medidas que Rusia tomó a lo largo del 2022 para sortear las sanciones fue establecer el comercio de sus energéticos en rublos y prohibir la exportación de petróleo a países que establezcan un precio límite por barril, como establecieron los países integrantes del G7.