En un estudio revolucionario publicado en Nature Mental Health, un equipo internacional de investigadores, incluyendo expertos de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Fudan, ha revelado que un estilo de vida saludable, que abarca desde un consumo moderado de alcohol hasta una conexión social frecuente, puede disminuir significativamente el riesgo de depresión. Esta investigación arroja luz sobre la importancia de los factores de estilo de vida en la prevención de la depresión, independientemente del factor genético de una persona.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de uno de cada 20 adultos en todo el mundo padece depresión, una afección que conlleva una carga considerable para la salud pública. Los factores que influyen en el desarrollo de la depresión son diversos y comprenden tanto aspectos biológicos como de estilo de vida.
Para comprender mejor la compleja relación entre estos factores y la depresión, los investigadores recurrieron a una base de datos biomédica única, el Biobanco del Reino Unido, que contiene información genética, de estilo de vida y de salud anónima de sus participantes.
El estudio analizó los datos de casi 290,000 individuos, de los cuales 13,000 lidiaban con la depresión, durante un período de nueve años. A partir de este análisis, se identificaron siete factores de estilo de vida saludable que mostraron una asociación significativa con un menor riesgo de depresión. Estos factores son:
- Consumo moderado de alcohol
- Dieta saludable
- Actividad física regular
- Sueño saludable
- Nunca fumar
- Comportamiento sedentario bajo a, moderado
- Conexión social frecuente
El estudio reveló que el factor más destacado en la prevención de la depresión es el sueño saludable, con una reducción del riesgo del 22%. La conexión social frecuente fue especialmente efectiva en la prevención del trastorno depresivo recurrente, con una disminución del riesgo del 18%.
Para clasificar a los participantes, se crearon tres grupos en función de cuántos de estos factores de estilo de vida saludable seguían: estilo de vida desfavorable, intermedia y favorable. Los resultados mostraron que aquellos en el grupo intermedio tenían un 41% menos de probabilidades de desarrollar depresión en comparación con los del grupo desfavorable, mientras que los del grupo de estilo de vida favorable tenían un impresionante 57% menos de probabilidades.
A continuación, los investigadores examinaron el ADN de los participantes y calcularon una puntuación de riesgo genético basada en las variantes genéticas relacionadas con la depresión. Sorprendentemente, aquellos con la puntuación de riesgo genético más baja solo tenían un 25% menos de probabilidades de desarrollar depresión en comparación con aquellos con la puntuación más alta, un efecto mucho menor que el impacto del estilo de vida.
En resumen, esta investigación subraya la importancia de llevar un estilo de vida saludable como una estrategia efectiva para prevenir la depresión, independientemente de la predisposición genética de una persona. La profesora Barbara Sahakian, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, enfatizó la relevancia de estos hallazgos al afirmar: «Aunque nuestro ADN puede aumentar nuestro riesgo de depresión, hemos demostrado que un estilo de vida saludable es potencialmente más importante».
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