Por Deborah Buiza
En la historia de Seis sabios ciegos y el elefante atribuida al sufí persa Rumi, seis hombres intentan definir cómo es un elefante a partir de la experiencia individual.
Cada uno tiene al tocar al animal, así el elefante resulta ser como una pared de barro secada al sol, o como una serpiente, o como una vieja cuerda, o como un tronco de una palmera, o como una lanza y también como un abanico plano.
Al final de la historia, cada uno de los hombres creyó tener la verdad absoluta en cuanto a la forma del elefante.
¿Cuántas veces no hacemos lo que los sabios ciegos creyendo que tenemos la verdad del cómo son las cosas contando sólo con nuestra limitada experiencia?
El elefante no sólo es una piel seca y rugosa, sus grandes patas, su pequeña cola, sus enormes orejas, sus colmillos o su poderosa trompa, también tiene unos pequeños ojos.
Es considerado el mamífero terrestre más grande del mundo, crea caminos a su paso transformando el espacio que habita, vive en manadas, tiene un carácter apacible, duerme de pie, pasa largas horas del día comiendo.
Tiene una gran memoria e incluso se ha encontrado que ante la muerte de otros de su especie se comporta de manera especial.
¿Cómo saber que no sólo estamos viendo una parte del elefante?
Preguntarnos de manera consciente y constante ¿qué hay más allá de lo que conocemos?, puede mantener nuestra mente abierta y permitirnos explorar y conocer otros aspectos de la realidad.
Interesarnos por conocer la manera en la que otros experimentan la realidad nos permite ejercitar la empatía, la prudencia, la tolerancia, la paciencia y puede ayudarnos a mantener los pies sobre la tierra.
Mantenerse abierto a nueva información, a otros puntos de vista, darles una oportunidad puede generar nuevas preguntas, nuevas respuestas, soluciones diferentes y al tener una perspectiva y visión más amplia el espacio para “ahogarse” ante los desafíos cotidianos es menor.
No es dudar de nuestra percepción sólo por dudar (y convertirnos en personas inseguras), no es restarle importancia ni valor a nuestra experiencia, no es dudar del conocimiento con el que contamos, es permitirnos conocer aún más e integrar lo que nos pueda funcionar.
La realidad es tan compleja que siempre existirá algo más por conocer, una perspectiva distinta por mirar. Y tú, ¿qué parte del elefante puedes ver?