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Uno de los reclamos más sentidos en una sociedad como la mexicana, es la seguridad, porque de ello depende que las familias no tan sólo se mantengan integradas sino en este momento histórico, que todas y todos quienes formamos parte de ellas, preservemos la vida. 

Es difícil decirlo, pero la inseguridad en nuestro país ha trastocado la estabilidad de las personas y de sus familias, generando en muchos casos vacíos irremplazables. 

¿Acaso quienes se postularán para cargos de elección popular entienden que una de las necesidades de las personas es que la seguridad se convierta en una prioridad nacional? 

Hasta ahora lo que se aprecia en el entorno nacional, son dos coordinaciones que buscan posicionarse en el ánimo de la población, argumentando por un lado que la “Transformación” debe continuar y por el otro que esa misma “Transformación” no debe hacerlo. Las razones son totalmente opuestas, por un lado, desde el Poder se magnifican las acciones realizadas los últimos años en materia de seguridad, por el otro lado se subrayan las cifras oficiales de homicidios violentos en lo que va del sexenio y en los dos casos están realizando giras a lo largo y ancho del territorio nacional exaltando sus virtudes y descalificándose entre sí. La realidad es que poco importa lo que hagan, a la mayoría de la población no le importa seguir las giras de sus Coordinadoras ni sus dichos, dimes y diretes, lo que le importa a las personas es que haya seres con humanidad en los partidos políticos y en la actividad pública, que sean sensibles al dolor que se vive en muchas familias con motivo de la inseguridad, lo que nos importa a la gran mayoría, es que en un día común de trabajo, no nos alcance la inseguridad y faltemos a nuestra casa para siempre. 

Así como la materia de seguridad hay otros aspectos que son fundamentales para las personas y que tienen que ver entre otras necesidades, con la calidad de la atención a la salud que ofrece el Estado, que por todas y todos conocido, resulta deficiente.  

No se trata de opiniones, percepciones o inclusive estadísticas, se trata de hechos concretos que se viven diariamente. En un país de casi 130 millones de personas, por supuesto que se debe buscar generar modelos de atención médica de calidad, suena bonito aspirar a tener atención hospitalaria como en otros países, especialmente Dinamarca, pero eso es un discurso que no tiene ni pies ni cabeza, cuanto más si revisamos por ejemplo, el presupuesto que se busca otorgar al sector Salud para 2024, lo verdaderamente importante es que no se ha tenido la capacidad de generar condiciones de calidad en el servicio de atención médica a la población y pasar de los discursos a los hechos.  

Para escribir este artículo, en los últimos días tuve la oportunidad de investigar en torno a la operación de hospitales y clínicas públicas tanto del IMSS, del ISSSTE como de instancias públicas locales, y no es nada nuevo lo que voy a escribir, nuestra realidad como país en materia de salud, enfrenta serios problemas, porque en todos los casos, hay deficiencia en instalaciones y su mantenimiento, en el servicio de limpieza, la falta de medicamentos, los familiares de pacientes se encuentran en condiciones de poco respeto a su individualidad, esperan noticias del estado de salud de sus familiares bajo la lluvia, en jardineras cercanas a los nosocomios, sin disponibilidad de baños para su estancia mínima, sin posibilidad de descansar y con la necesidad en muchos casos de proveer por sí mismas, con sus propios recursos medicamentos e instrumental básico que los hospitales no tienen, de lo contrario, sus familiares son atendidos en las peores condiciones que uno pueda imaginar. 

Paradójicamente, so pretexto del nivel de responsabilidad que tienen, ninguno de los políticos que hablan del tema, se atienden en esos hospitales, es más, en muchos casos, ni siquiera los han pisado, para su atención médica, pagan servicios privados, sea porque tienen los recursos para ello o bien porque cuentan con seguros de gastos médicos mayores, lo cual, es muy respetable, pero se presenta una incongruencia que además distorsiona cualquier posible solución que planteen desde un escritorio, en discursos que ya están vacíos porque no pretenden resolver problemas, lo que buscan es convencer a las  personas de que se vive una realidad que no existe.  

Vivimos en un país en donde se confunden los hechos con las opiniones y eso debe cesar, por el bien de toda la sociedad mexicana. Vivimos en un país en donde se ha perdido la sensibilidad ante el dolor ajeno. Vivimos en un país en el cual todas y todos nos convertimos en especialistas de todos los temas y a la vez, de ninguno.  

Si reflexionamos un momento, cuáles son realmente nuestras necesidades en lo personal, como familia, como sociedad y analizamos lo que dicen los que aseguran ser políticos y servir a la sociedad, encontraremos una realidad que se escucha diferente a lo que vivimos diariamente. 

Simplemente dos temas, la seguridad y la salud he podido abordar en este artículo, pero hay muchas más necesidades que nadie que se dedica a la política se hace cargo a partir de la descripción de hechos, a partir de la realidad, lo que hacen es opinar a partir de una ideología y eso, no soluciona absolutamente nada. 

Al escuchar a quienes se van a postular como candidatas y candidatos lo que se oye son opiniones que ya tienen de una realidad que ven desde un escritorio, no les importa tu opinión, lo que debemos buscar como sociedad es impulsar candidaturas que escuchen a la sociedad y a partir de sus conocimientos, experiencia y la opinión de especialistas, propongan modificar la realidad para tener una vida mejor. 

 Mtro. Antonio Horacio Gamboa Chabbán 

Director General de Evidens, S.C. 

Presidente del Colegio de Abogados de América Latina COTAL, A.C.