La adicción a la comida chatarra es una realidad y que padecen millones de personas alrededor del mundo, incluso hay algunas investigaciones que demuestran que las industrias de comida elaboran sus productos de manera que se vuelvan dependientes de ellos.
Una de las estrategias más importantes para detener estos impulsos es entender las emociones. Muchas veces, detrás de la necesidad por consumir frituras se esconde el estrés o ansiedad. Diferenciar el hambre fisiológica de la emocional es una primera fase muy acertada.
Se le llama comida chatarra a los alimentos poco saludables con alto valor calórico y escasos nutrientes. Lo cierto, es que no pasa nada si los consumes de manera esporádica, el problema llega cuando estos productos forman parte habitual de tu dieta y, no se pueden dejar de consumir porque se desarrolla una conducta adictiva.
Diferenciar el hambre fisiológica de la emocional
La adicción a la comida chatarra parte, en muchos casos, del hambre emocional. Es decir, de un intento por aliviar la ansiedad, el estrés o las preocupaciones mediante ese pico de serotonina y endorfinas que producen dichos alimentos.
Regular tus emociones
- Algunos ejercicios pueden ayudar a calmar esas emociones.
- La relajación, el yoga o la atención plena pueden ayudarte.
- El deporte, como salir a caminar, es buen regulador de la ansiedad o el estrés.
- Habla con personas cercanas sobre tus emociones y tu relación con la comida.
- Entiende qué situaciones te llevan a esta conducta y equilíbralas con otros mecanismos.
- Escribe qué desencadenantes te impulsan a tener deseo de consumir alimentos chatarra.
- Desarrolla una adecuada autoconciencia emocional para entrar en contacto con lo que sientes.
Controlar tu entorno
La adicción a la comida chatarra está condicionada, en parte, por tu entorno personal, cultural y social. Es importante que tomes conciencia de que los alimentos poco saludables son siempre los más accesibles, pues se encuentran en casi todos lados.
Entender el mecanismo de la adicción
Comer productos basura de forma ocasional no es negativo. La adicción a la comida chatarra llega cuando se convierte en tu dieta habitual. Esta conducta alimentaria no solo pasa factura en tu salud física y psicológica, también el cerebro cambia cuando lo habitúas a estas opciones ricas en azúcares, sal y grasas saturadas.
Educarse en materia alimentaria
- Planifica comidas variadas y equilibradas.
- Aprende a leer las etiquetas de los productos.
- Infórmate sobre cuáles son los alimentos más saludables.
- Sigue en redes sociales a nutricionistas que ayuden a educarte.
Prohibir no; regular, sí
Hay mucha gente que, para atender la adicción a la comida chatarra, opta por eliminarla por completo. Ten en cuenta que cuando le prohíbes al cerebro un producto, más lo desea. Lo acertado es reducir su consumo de forma gradual y no eliminar estos alimentos de manera abrupta y radical. No hay ningún problema en si te bebes un refresco una vez a la semana. Un producto procesado se puede consumir de forma esporádica y puntual. Hacerlo en estas condiciones no tendrá consecuencias negativas en tu cuerpo y cerebro. Procura no caer en los extremos, los cuales te conducirían a un efecto rebote.
